Disfrutar del Viento

Entonces Dios tomó un poco de polvo, y con ese polvo formó al hombre. Luego sopló en su nariz, y con su propio aliento le dio vida. (Gen. 2:7)


*Muelle del alma - Chiloé

De niño, cuando soplaban vientos fuertes, solía correr para treparme al techo de la casa de mi vieja, o escalaba los grandes árboles de la plaza que queda justo en las avenidas A. Vespucio con Santa Rosa. (San Ramón, Santiago) Esa plaza siempre fue, para mí y mis hermanos nuestro patio. Me encantaba que los arboles se menearan con fuerza de arriba abajo, que el viento, pasando entre las ramas, hiciera cantar a los arboles, mientras yo me aferraba a una rama imaginando que era el cuello de un dinosaurio. No puedo olvidar los vientos de agosto y septiembre que siempre traían consigo los volantines, esas típicas cometas de papel con palillos. Yo siempre fui muy malo para elevarlos y también para pescar los que estaban cortados, pero mis hermanos eran expertos en elevar y principalmente expertos en cazar volantines que volaban sin control, cortados, solo guiados por el viento. Una vez, uno de mis hermanos atrapo el volantín más grande jamás cazado, media más de dos metros de alto y al atrapar la cuerda que colgaba de esa cometa,  mi hermano casi se eleva con ella. Esa era la forma en que ellos disfrutaban del viento.

Puedes escuchar el viento costero aquí:
**Costa de Puaucho, Novena Región
Vídeo donde se puede apreciar algo de viento

De grande no he dejado de disfrutar del viento; cuando sopla en mi cara o me silba al oído, cuando corre entre las ramas o cuando se amontona en un pasaje estrecho. A veces juego con él, avanzando en su contra lentamente, como si me fuera a llevar. En ocasiones sigo subiendo al techo de la casa de mi mama y sigo visitando la plaza de Vespucio con Santa Rosa. Y qué decir del Raco, un viento cordillerano único, de esos extraños, que corre libremente por el Cajón del Maipo y Puente Alto entibiando algunas frías mañanas y tardes.


Quizás todos disfrutamos del viento. Algunos disfrutan en mayor medida que otros, pero creo que todos disfrutamos del soplo del viento, pues de alguna extraña manera nos recuerda que estamos vivos,  que dependemos de pequeñas ráfagas que ingresan y salen de nosotros  y que en nuestro inconsciente colectivo e individual debe haber una imagen primordial que nos rememora que todo inició con un soplido celestial que nos lleno de vida. 

Aquí estoy disfrutando del viento:
**Costa de Puaucho, Novena Región
Vídeo donde disfruto de ráfagas de viento :)


Dios nos trae las nubes
desde lo más lejano de la tierra.
Dios nos manda los relámpagos
que anuncian la lluvia.
Dios saca el viento
del lugar donde lo tiene guardado.

(Salmo 135:7)


Por David Muggioli C.

*Fotografía tomada en el Muelle del Alma / Kuy Kuy Tempilkawe, Chiloé - Chile. Verano del 2015

** Vídeos grabados, con fuertes y fríos vientos, en la tierra de mi abuelo: Belisario Calfín. / Puaucho, Novena región - Chile. Septiembre, fiestas patrias 2013

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