De la igualdad en Erich Fromm
En
el libro El Arte de Amar, Fromm nos introduce con una pregunta: ¿Es el amor un
arte? Y promete intentar responder a esta pregunta en dos partes. En la primera parte
nos habla sobre la teoría del amor y en la segunda sobre su práctica. En el
primer punto (La teoría del amor) realiza diversas críticas a la vida cotidiana
y al paso por esta sin tomar conciencia de lo que sucede, también critica la
falta de originalidad y pérdida de
nuestra identidad, entre otras cosas. Inmerso en este punto, Fromm realiza una
sensata crítica a la igualdad que hoy se busca, y nos advierte, pues a su juicio,
el actual concepto de igualdad está llevando al individuo a la pérdida de su
identidad, suplantándola por una identidad de masas y a la transformación de las personas en autómatas reproductores de un sistema. En lo personal estoy
de acuerdo con lo que afirma Fromm y no solo creo que se esté ocupando la
igualdad como agente “normalizante”, estoy seguro que muchos otros conceptos,
ideas, modas y aun productos materiales se utilizan para lograr este fin.
Y
ahora vamos a lo interesante, por favor lea con atención.
En
cuanto a la igualdad Fromm dice lo siguiente:
-CITO-
La mayoría de las gentes ni siquiera tienen conciencia de su necesidad de
conformismo. Viven con la ilusión de que son individualistas, de que han
llegado a determinadas conclusiones como resultado de sus propios pensamientos
-y que simplemente sucede que sus ideas son iguales que las de la mayoría-. El
consenso de todos sirve como prueba de la corrección de «sus» ideas. Puesto que
aún tienen necesidad de sentir alguna individualidad, tal necesidad se
satisface en lo relativo a diferencias menores; las iníciales en la cartera o
en la camisa, la afiliación al partido Demócrata en lugar del Republicano, a
los Elks en vez de los Shriners, se convierte en la expresión de las
diferencias individuales. El lema publicitario «es distinto» nos demuestra esa
patética necesidad de diferencia, cuando, en realidad, casi no existe ninguna.
Esa creciente tendencia a eliminar las diferencias se relaciona estrechamente
con el concepto y la experiencia de igualdad, tal como se está desarrollando en
las sociedades industriales más avanzadas. En un contexto religioso, igualdad
significó que todos somos hijos de Dios, que todos compartimos la misma
sustancia humano-divina, que todos somos uno. Significaba también que deben
respetarse las diferencias entre los individuos, que, si bien es cierto que
todos somos uno, también lo es que cada uno de nosotros constituye una entidad
única, un cosmos en sí mismo. Tal convicción acerca de la unicidad del
individuo se expresa, por ejemplo, en la sentencia talmúdica: «Quien salva una
sola vida, es como si hubiera salvado a todo el mundo; quien destruye una sola
vida, es como si hubiera destruido a todo el mundo.» La igualdad como una
condición para el desarrollo de la individualidad fue, asimismo, el significado
de este concepto en la filosofía del iluminismo occidental. Denotaba (como lo
formuló muy claramente Kant) que ningún hombre debe ser un medio para que otro
hombre realice sus fines. Que todos los hombres son iguales en la medida en que
son finalidades, y sólo finalidades, y nunca medios los unos para los otros.
Continuando las ideas del iluminismo, los pensadores socialistas de diversas
escuelas definieron la igualdad como la abolición de la explotación, del uso
del hombre por el hombre, fuera ese uso cruel o «humanitario». En la sociedad
capitalista contemporánea, el significado del término igualdad se ha
transformado. Por él se entiende la igualdad de los autómatas, de hombres que
han perdido su individualidad. Hoy en día, igualdad significa «identidad» antes
que «unidad». Es la identidad de las abstracciones, de los hombres que trabajan
en los mismos empleos, que tienen idénticas diversiones, que leen los mismos
periódicos, que tienen idénticos pensamientos e ideas. En este sentido, también
deben recibirse con cierto escepticismo algunas conquistas generalmente
celebradas como signos de progreso, tales como la igualdad de las mujeres. Me
parece innecesario aclarar que no estoy en contra de tal igualdad; pero los
aspectos positivos de esa tendencia a la igualdad no deben engañarnos. Forman
parte del movimiento hacia la eliminación de las diferencias. Tal es el precio
que se paga por la igualdad: las mujeres son iguales porque ya no son
diferentes. La proposición de la filosofía del iluminismo, l´ame n'a pas de
sexe, el alma no tiene sexo, se ha convertido en práctica general. La polaridad
de los sexos está desapareciendo, y con ella el amor erótico, que se basa en
dicha polaridad. Hombres y mujeres son idénticos, no iguales como polos
opuestos. La sociedad contemporánea predica el ideal de la igualdad no
individualizada, porque necesita átomos humanos, todos idénticos, para hacerlos
funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen las mismas órdenes,
y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos. Así
como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los
productos, así el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa
estandarización es llamada «igualdad». –FIN DE LA CITA-
No
sé que piensen ustedes pero dejo el anterior extracto como una puerta de
entrada para reflexionar sobre el asunto y mirar más allá de los discursos
instalados como el de la igualdad, tan manoseado en el Chile actual, y reflexionar
sobre ellos para ver si solo buscan nuestro bien o hay intereses ocultos tras
la cortina. Dejo la sospecha lanzada y espero que otros puedan dar una vuelta
al asunto y reflexionar sobre nuestro actual estado como individuos y sociedad.
--------------------------------------------------------------------
*Erich
Fromm, El Arte de Amar, Ediciones Paidós, 2014, Paginas: 29 a 31.
*Erich
Fromm 1900-1980 Fue uno de los más destacados intelectuales del S.XX Fue
psicoanalista, psicólogo social y filosofo. Por un tiempo fue miembro de la prestigiosa
Escuela de Fárncfort
*Retrato
de Erich Fromm tomado del sitio: http://bezsmyslu.blog.cz/1502/erich-fromm
Comentarios
Publicar un comentario