LA INSOLENCIA DE TOMAS: LAS CINCO PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
Tomas
de Aquino (1.225 – 1.274 d.C.) fue un
monje dominico de capacidad intelectual prodigiosa, se dedicó tanto a la teología
como a la filosofía. Por la extensión y calidad de su trabajo es considerado el
más elevado de los escolásticos y uno de los más grandes intelectuales de la
historia. Por su profunda espiritualidad, y a pesar de las controversias y desacuerdo que
pueda causar su pensamiento, el cristianismo lo considera uno de sus más prominentes
representantes. Influenciado por su maestro Abelardo Magno, Tomas apreciaba
profundamente la razón y la experiencia sensible, y gran parte de su pensamiento filosófico está
basado en el aristotelismo.
Tomas
de Aquino intenta realizar una proeza intelectual, que en breve compartiré, y es probar la existencia de Dios.
Santo Tomas presenta cinco pruebas (que él llama vías) de la existencia de Dios
y cada una de ellas inicia o se fundamenta en el conocimiento que nos entregan
los sentidos, mostrando así la gran importancia que tenía en el pensamiento
tomista la experiencia sensible.
El
gran aprecio de Santo Tomas por de la razón y el conocimiento proporcionado por
los sentidos produce dos efectos importantes en las generaciones posteriores a
él. En primer lugar, su aprecio por la razón y los sentidos fueron las llaves
para abrir las puertas al pensamiento empírico, el estudio de la creación o naturaleza,
el análisis racional y la investigación rigurosa de carácter científico. En
segundo lugar, para Tomas la fe siempre fue superior a la razón pero también las
consideraba separadas la una de la otra; la disciplina filosófica era capaz de
extraer los más profundos conocimientos de la razón, la cual era falible, y la
teología extraía los más profundos conocimientos de la Revelación y la fe. La autonomía
que Tomas le da a la razón (o al menos su paralelismo con la fe) poco a poco dejó
como consecuencia el menosprecio por la fe, finalmente Dios fue quitado del
centro y en su lugar fue puesto el hombre y su razón.
Como
lo prometido es deuda a continuación les dejo el texto donde este teólogo y filósofo
intentó probar la existencia de Dios mediante cinco evidencias, las cuales
tienen profunda relación con las cuatro causas de Aristóteles (causa material, causa
formal, causa eficiente y causa final). Para hacer más clara la explicación de
cada vía transcribiré sobre cada una un breve comentario explicativo que
Salvador Dellutri da en su libro “La aventura del Pensamiento”, distinguiendo los
comentarios explicativos de el texto por los nombres de sus autores
respectivamente.
LAS CINCO VÍAS O PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
VÍA 1
Salvador
Dellutri I: Movimiento. La materia es inerte, por lo tanto todo lo que se mueve
necesita un motor, y ese motor a su vez tiene que ser movido por otro. El
primer motor, generador de todos los movimientos, es Dios.
Tomas
de Aquino 1: La primera y más clara se funda en el movimiento. Es innegable, y
consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se
mueven. Pues bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se
mueve más que en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se
mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa
que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo
que está en acto, a la manera como lo caliente en acto, v. gr., el fuego hace
que un leño, que está caliente en potencia, pase a estar caliente en acto, y
así lo mueve y lo cambia. Ahora bien, no es posible que una misma cosa esté, a
la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas
diversas: lo que, v. gr., es caliente en acto, no puede ser caliente en
potencia, sino que en potencia es, a la vez, frío. Es, pues, imposible que una
cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor y móvil, como también lo es
que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por
otro. Pero, si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo
mueva un tercero, y a éste otro. Mas no se puede seguir al infinito, porque así
no habría un primer motor y, por consiguiente, no habría motor alguno, pues los
motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del
primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano. Por
consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por
nadie, y éste es el que todos entienden por Dios.
VÍA 2
Salvador
Dellutri II: Causa eficiente. Cada ser encuentra su origen en otro, por lo
tanto existen muchas causas eficientes. La primera causa eficiente, causa no
causada y causa de las causas es Dios.
Tomas
de Aquino 2: La segunda vía se basa en la causalidad eficiente. Hallamos que en
este mundo de lo sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes;
pero no hallamos, ni es posible, que cosa alguna sea su propia causa, pues en
tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible. Ahora bien,
tampoco se puede prolongar al infinito la serie de las causas eficientes,
porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de
la intermedia, sea una o muchas; y ésta, causa de la última; y puesto que,
suprimida una causa, se suprime su efecto, si no existiese una que sea la
primera, tampoco existiría la intermedia ni la última. Si, pues, se prolongase
al infinito la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera,
y, por tanto, ni efecto último ni causas eficientes intermedias, cosa falsa a
todas luces. Por consiguiente, es necesario que exista una causa eficiente
primera, a la que todos llaman Dios.
VÍA 3
Salvador
Dellutri III: Contingencia. Los seres existentes son eventuales, hubo un tiempo
en que no existían y pueden no existir en el futuro. Si todos los seres son
eventuales o circunstanciales, hubo un momento en que no existió nada. De la
nada no puede surgir nada, por lo tanto es necesario un ser esencial que haya
dado existencia a todas las cosas. Ese ser esencial es Dios.
Tomas
de Aquino 3: La tercera vía considera el ser posible o contingente y el
necesario, y puede formularse así. Hallamos en la naturaleza cosas que puedan
existir o no existir, pues vemos seres que se producen y seres que se
destruyen, y, por tanto, hay posibilidad de que existan y de que no existan.
Ahora bien, es imposible que los seres de tal condición hayan existido siempre,
ya que lo que tiene posibilidad de no ser hubo un tiempo en que no fue. Si,
pues, todas las cosas tienen la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que
ninguna existía. Pero, si esto es verdad, tampoco debiera existir ahora cosa
alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo
que ya existe, y, por tanto, si nada existía, fue imposible que empezase a
existir cosa alguna, y, en consecuencia, ahora no habría nada, cosa
evidentemente falsa. Por consiguiente, no todos los seres son posibles o
contingentes, sino que entre ellos, forzosamente, ha de haber alguno que sea
necesario. Pero el ser necesario o tiene la razón de su necesidad en sí mismo o
no la tiene. Si su necesidad depende de otro, como no es posible, según hemos
visto al tratar de las causas eficientes, aceptar una serie infinita de cosas
necesarias, es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no
tenga fuera de sí la causa de su necesidad, sino que sea causa de la necesidad
de los demás, a lo cual todos llaman Dios.
VÍA 4
Salvador
Dellutri IV: Grados de perfección. Todo lo que observamos tiene grados de
perfección. Lo imperfecto implica la existencia de lo perfecto, porque todo lo
que tiene finitud no es más que la restricción de la infinitud. Por lo tanto lo
perfecto es Dios. A diferencia de los anteriores, este argumento se origina en
el platonismo.
Tomas
de Aquino 4: La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los
seres. Vemos en los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles
que otros, y lo mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y el
menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo, y por
esto se dice que es más caliente lo que se aproxima más a lo máximamente
caliente. Por tanto, ha de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y óptimo,
y por ello ente o ser supremo; pues, como dice el Filósofo, lo que es verdad
máxima es máxima entidad. Ahora bien, lo máximo en cualquier género es causa de
todo lo que en aquel género existe, y así el fuego, que tiene el máximo calor,
es causa del calor de todo lo caliente, según dice Aristóteles. Existe, por
consiguiente, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y
de todas sus perfecciones, y a esto llamamos Dios.
VÍA 5
Salvador
Dellutri V: Prueba teleológica. En el mundo hay orden y finalidad, lo que
presupone una mente que organiza y da propósito a todas las cosas. Esa mente es
Dios.
Tomas
de Aquino 5: La quinta vía se toma del gobierno de las cosas. Vemos, en efecto,
que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un
fin, como se comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la
misma manera para conseguir lo que más les conviene; por donde se comprende que
no van a su fin obrando al acaso, sino intencionadamente. Ahora bien, lo que
carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda
y conozca, a la manera como el arquero dirige la flecha. Luego existe un ser
inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a éste llamamos
Dios.
Probablemente
la porción anteriormente presentada de
la obra de Santo Tomas sea una de las más claras muestras de la síntesis que él
logra entre filosofía aristotélica y pensamiento cristiano. Dios
siempre estuvo en el centro del pensamiento y obra de Tomas de Aquino quien
desarrolló todo su pensamiento mediante la fe, la razón y la experiencia sensible
mostrando así su profundo y erudito conocimiento de las doctrinas cristianas y
la filosofía aristotélica.
Muchas
de nuestras ideas cristianas como la causa inicial de todo; que todo está
creado con un propósito; el reconocimiento de nuestro propio propósito; el alma
humana; la búsqueda de la verdad; la búsqueda ética de la virtud; la prudencia,
etc. son conceptos que podemos encontrar en la obra de Aristóteles, quien vivió
varios siglos antes de Cristo, y esto debería hacernos reflexionar, llevarnos a
preguntar. Una pregunta honesta que vale la pena responder es: ¿Cuánto de Tomas,
o mejor dicho, cuanto de Aristóteles tenemos arraigado en nuestro pensamiento y
practicas cristianas? Otras preguntas podrían ser ¿Cuánto de nuestra cosmovisión
cristiana tiene sus raíces en la filosofía? ¿Es la filosofía un aporte al
pensamiento cristiano?
Pareciera ser que en el transcurso de
la historia la razón y la fe, la teología y la filosofía viven como un par de
novios o un matrimonio que se gustan y se disgustan, que se pelean y se
reconcilian, se atraen, se conquistan mutuamente y vuelven a pelear una y otra
vez, y todas sus peleas giran en torno a
algo profundamente humano: pelean para demostrar quién de los dos tiene la razón.
Bibliografía:
- Diccionario
Teológico ilustrado, Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Terrassa (Barcelona), 2001
- Historia
del pensamiento cristiano, Justo L. González,
Editorial CLIE, Terrassa (Barcelona), 2010
- La
aventura del pensamiento, Salvador Dellutri, Unilit, Miami FL, 2002
- La
aventura del pensamiento, Fernando Savater, Penguin Random House Grupo Editorial, S.A. (Debolsillo), Santiago de Chile, 2014
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