El desengaño del enamoramiento.

¿Casados para toda la vida o enamorados para toda la vida?


La difícil realidad del matrimonio y el propósito de Dios en ello.


León Cohen (conocido psiquiatra y psicoanalista Chileno) mencionó (en el programa tolerancia del domingo 5/7/15) que “aquella persona que dijo que se casó "enamorado o se casó feliz" es digno de ser internado en el hospital (psiquiátrico) porque aquel no está viendo la realidad, no conoce con quien se está casando. Solo está idealizando”

El Ptr. Adrián Rogers solía decir en sus prédicas que el “casarse es similar a comprar un cassette. Usted lo compró porque le gustaba un par de canciones en el, pero aunque las demás canciones no eran de su total agrado igualmente se llevaba ese cassette.” Así es también con la persona con la que te casas, al inició hay cosas que te gustan mucho de él o ella, pero al pasar el tiempo te das cuenta de muchas otras cosas que no son muy agradables de esa persona, pero te quedas junto a ella.


1 Corintios 7:28 dice:
Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.

Introducción
El capitulo 7 es la primera respuesta a una serie de preguntas que la comunidad de los corintios le había hecho a Pablo. Esta primera pregunta trataba sobre el matrimonio. En corintio el matrimonio no era muy importante. La cultura en esa ciudad era promiscua; se aceptaba el homosexualismo, la poligamia, las relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio, etc. Era muy similar a nuestros tiempos.
Luego de estar hablando del matrimonio y la soltería (abstinencia o celibato), y el matrimonio y el divorcio, Pablo introduce el tema sobre Matrimonio y el servicio cristiano. (V.25) El apóstol es claro y aconseja a todo soltero a permanecer soletero y a los casados a permanecer casados, y aclara que si algún soltero desea casarse y lo hace no peca, pero le advierte: Van a tener muchos problemas y aprietos. (V.28) y que él desea evitarles esos conflictos. 
Preguntas:
¿Es muy problemático su esposo?
¿Alguna vez su esposa le ha dado algún dolor de cabeza?
¿Están pasando por algún problema actualmente?

Los primeros problemas serios al vivir juntos, muchas veces, desilusionan a los matrimonios jóvenes. ¡Esto no era lo que esperaba! Exclaman algunos al enredarse en problemas y diferencias que no hacen más que mostrarnos la realidad.
¿Cuál es esa realidad?
La realidad es que las dos personas casadas son seres humanos caídos; tanto  Claudia (mi esposa) y yo, como usted y su cónyuge son personas caídas, pecadoras, imperfectas, que luchan contra el mundo y su sistema, contra su propio egocentrismo, su individualismo y su pecaminosidad.

¿Qué podemos hacer?

1 Luchar contra la cultura. No nos conformemos a este sistema (mundo o a este siglo).

La cultura debilita el matrimonio, básicamente, vendiéndonos la idea de felicidad como ausencia de conflictos. Las películas de Hollywood y Disney nos presentan estereotipos idealizados de príncipes azules y princesas perfectas y, otro tipo de arquetípicos utópicos de las fantasías de hombres y mujeres. Y eso, como sabemos es falso. La cultura aguada de hoy nos invita a vivir una egocéntrica felicidad y, esto implica en el matrimonio que si no somos “felices” con la persona que tenemos como cónyuge podemos dejarla y seguir buscando NUESTRA propia felicidad.
Otro ataque cultural actual es la redefinición de matrimonio, dejando de lado la idea cristiana fundamental de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, por un nuevo tipo de matrimonio que permite la unión de todo tipo de personas independientemente de su género sexual.

2 Luchar contra el pecado propio.

Nuestra naturaleza es tendiente al pecado. Somos por esencia egoísta; pensamos muchas veces en nosotros mismos, buscando como fin principal mi propia gratificación y propio beneficio. Somos narcisista: Inconscientemente nos sentimos el centro del universo. Creemos que nuestros actos son los mejores y que deben tener todo el tiempo la atención puesta en mí. En muchísimas ocasiones cuando nuestros egocéntricos y narcisistas errores llegan al límite de la paciencia de nuestro cónyuge. En ese momento crítico el pedir perdón o prometer un cambio se hacen muy poco creíbles para el afectado.
También debemos luchar contra el maltrato, el abandono, la codicia etc. En resumen: debemos luchar seriamente con nuestro pecado.

3 Luchar contra el pecado ajeno.

Como si no tuviéramos suficiente luchando contra nuestro pecado propio, debemos luchar contra el pecado de nuestro ajeno de nuestro cónyuge.
Nuestro esposo o esposa también es pecador, su pecado me afecta, me duele, me hiere, me hace daño. Al igual que mi pecado le hace daño a ella o a él. Nuestro deber es enfrentar esto. Debemos aprender a lidiar con las diferencias, el carácter y aun el pecado de nuestros cónyuges.

 ¿Cómo enfrentamos estos problemas?

Dios se ha relacionado con nosotros, sus hijos, basado en su Justicia, en Su Misericordia y en Su Gracia. Mediante su justicia nos da lo que merecemos (Nos disciplina y nos corrige y, aun nos permite vivir consecuencias de nuestros malos actos), mediante su misericordia no nos da lo que merecemos (por Su Misericordia no hemos sido destruidos, por Su Misericordia no hemos sido muertos ni separados para siempre de su presencia.)  y mediante su Gracias nos da lo que no merecemos. (Por su Gracia, sin merecerlo hemos sido salvados, Por su Gracia tenemos vida abundante, por su maravillosa Gracia hemos sido bendecidos con todo lo que tenemos.)
Así también los matrimonios deberían relacionarse:

A.                Por justicia se deben establecer límites y exigir respeto, por justicia se debe detener el mal trato, Por justicia entiendo que soy imagen de Dios y que por ello debo exigir de mi esposa o esposo un trato digno.

B.                Por misericordia los casados muchas veces no llegan hasta las últimas consecuencias de disciplina y en algunos casos donde debería haber separación o divorcio, no los hay.

C.                Por Gracia los cónyuges  se dan así mismo al otro (mutuamente) aunque no lo merezcan. Aunque mi esposa u esposo no lo merezca, muchas veces, se debe seguir cuidando del otro, Aunque no lo merezca debemos servir a nuestro cónyuge, aunque no lo merezca debemos seguir tratando de manera amorosa y amable a quien Dios puso a nuestro lado.
Dios puso a alguien imperfecto a nuestro lado para recordarnos que nosotros somos también imperfectos y para enseñarnos a dar amor incondicional mediante la justicia, mediante la misericordia y mediante la gracia. Si tuviéramos a alguien perfecto, que cumpliera todos nuestros requisitos a nuestro lado no podríamos otorgar amor incondicional, no podríamos tener misericordia ni gracia con él o ella.

¿Por qué todo esto?
Porque Dios así lo quiere:

A.                Dios diseño esta unión desde la creación

B.                Porque es Dios quien une en matrimonio a las personas y no lo es el amor que se tenga la pareja, o la bendición de pastor o el acuerdo mutuo ante un juez civil y la libreta que nos entrega. Es Dios quien los une como una sola carne.

C.                Porque por medio del matrimonio también somos conformados a la imagen de Cristo. Al tener a alguien imperfecto junto a nosotros, somos movidos por el evangelio a tratarlo con amor, con misericordia y con gracia. Tal como Cristo nos ha tratado a nosotros.


D.                Porque es una imagen de la unión de Cristo con su iglesia; Cristo se entrego por completo por su iglesia. Nosotros, su iglesia, muchas veces le hemos fallado a nuestro novio, aun así él nunca nos ha abandonado, por el contrario, nos entrega de su cuidado y por su Gracia nos ha hecho su novia. El siempre ha sido fiel.

“No es su [tu] a amor lo que sostiene al matrimonio sino, de ahora en adelante, es el matrimonio lo que sostiene su amor.” Dietrich Bonhoeffer

Marcos 10: 8-9  y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Hoy el matrimonio es para hombres y mujeres valientes.


IMPORTANTE: Hoy 10/02/16 Es mi quinto aniversario de matrimonio y esta nota fue compartida en una exposición para los matrimonios de mi iglesia, la Primera Iglesia Bautista de Puente Alto (Santiago de Chile). En ese lugar muchos amigos y hermanos han sido testigos y compañeros de momentos profundamente dichosos y, también enormemente difícil que he vivido en mi vida matrimonial. Solo tengo gratitud con mi Señor por todo lo experimentado, pues la vida, con lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste, es un tremendo regalo de Dios.
Gracias a Cristo y el evangelio por este quinto aniversario de matrimonio.

Larga vida a los casados!!

Por David Muggioli C.

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